Cochabamba: de 775 negocios, 559 no emitían facturas.

En dos meses de inspección de funcionarios de Impuestos Internos a 775 negocios encontraron que 559 no emitían facturas y fueron clausurados. Eso solo en Cochabamba.

Más del 70 por ciento de propietarios de diversas áreas de actividad económica, muestran la conducta generalizada de la tendencia de incumplir la ley; o visto de otro lado, de apropiarse del dinero que el Estado percibe para destinarlo a inversiones que vuelven al ciudadano.

Además, estos comerciantes evasores se ponen en una posición de ventaja respecto a los trabajadores dependientes a los que no se les perdona su descargo con facturas legales o el cobro del impuesto sobre su salario, que no es poco.

Se dice que en Bolivia “no hay cultura impositiva” como un argumento que libera de culpa a los evasores, pero esto tiene que ver con la educación sobre el tema, y ésta está relacionada con las sanciones a estas personas.

Los honrados contribuyentes de otros países “con cultura impositiva”, la han adquirido a fuerza de severas sanciones y multas, no porque nazcan con estas convicciones.

Así también en Bolivia se irá reduciendo el número de evasores. Las inspecciones sorpresivas, denuncias, clausuras, construirán al ciudadano que paga honradamente los impuestos.

Durante y después de la incursión de los inspectores del Servicio de Impuestos Nacionales, las clausuras y multas, los sorprendidos compradores que adquirían algo en cualquier negocio, se encontraban con vendedores que insólitamente solícitos ofrecían facturas aún por compras minúsculas. Esta repentina honradez y cumplimiento de las leyes es el efecto del temor a ser clausurados, o que significa varios días sin ventas y por lo tanto de ganancias. Aunque hay algunos negocios que sobre el letrero de Clausurado, le añaden, ingenuamente, otro que remite a los clientes a la puerta del lado donde se los atenderá.

Otra lacra de estafa al Estado y que construye una cultura contraria, es el tráfico de facturas. Hasta ahora pocas veces nos hemos enterado de la captura de los responsables. Es tan evidente y de apariencia legal, que no queda otra alternativa que pensar que se trata de verdaderas mafias organizadas en gran escala.

Mientras tanto, los funcionarios del SIN deben continuar sin pausa el control de la obligación de dar facturas a los consumidores, porque al menor descuido, estos malos comerciantes volverán a sus andadas.